Se llama Resurrección Galera,
profesora de religión en varios colegios públicos. Hace diez años fue despedida
por el único motivo de contraer matrimonio civil sin que el episcopado
argumentara la falta de habilitación. Es cierto que su labor de profesora había
sido a petición del obispado, pero que una persona contraiga matrimonio civil
no justifica un despido.
Hoy esta profesora tiene en la
mano varias sentencias firmes, sobre todo una del Tribunal Constitucional, que
le concede el amparo contra el atropello de alguno de sus derechos
fundamentales. Además de pedir su contratación, Resurrección, se enfrenta a
otro problema: el de cobrar lo que se le debe por decisión judicial inapelable,
es decir, todos los salarios que no ha cobrado durante los diez años de
ejercicio.
Esta operación no es sencilla,
pueden transcurrir otros diez años sin que la perjudicada por la jerarquía
católica reciba su dinero y su trabajo. El Obispado de Almería, principal
causante de su despido, simplemente por casarse con un hombre divorciado; la
Junta de Andalucía y el Abogado del Estado ponen serias trabas a la operación:
resisten y pretenden presentar un recurso de amparo ante el Constitucional.
Es un caso muy complejo que
advierte más sobre el Derecho, pero que sin lugar a dudas es un ejemplo de
conflicto por parte de la Iglesia respecto a los matrimonios civiles en España.
No es el primer caso ni será el último en el que la institución religiosa se
cargue todos los derechos fundamentales de las personas, podría hacer cuarenta
entradas sobre este tema por no hacer mil.
Para la Iglesia el matrimonio
civil no tiene ninguna consideración de enlace, por lo que dos personas
católicas que se casen por lo civil no estarán unidas religiosamente, es decir,
seguirían estando solteras. El matrimonio de los católicos se rige no sólo por
derecho divino sino también por el canónico.
En mi opinión, creo que la
Iglesia se debería adaptar al siglo XXI porque se ha quedado estancada en el
siglo XVI, lo que no facilita la labor humanitaria y social que se supone que
también realiza. Este es un conflicto de tantos, que la Iglesia S. A. siempre
ha protagonizado desde su creación.