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martes, 26 de marzo de 2013

ENTERREMOS LA MEMORIA


Las fosas comunes son sordomudas, qué pena, podrían contarnos su historia y el por qué se crearon, pero es imposible. ¿Para qué remover los huesos y crear polémica de donde no la hay? Todo el mundo sabe que los buenos son los malos y los malos son los buenos, depende para quien.  ¿Para qué debatir algo que nunca tendrá una respuesta científica?

Se asesina en nombre de Dios, en nombre del oro negro y por vendetta. Nadie ni nada podrá cambiar esto por mucho que haya gente que piense que sí. Sin embargo, lo que hay que enterrar y no se hace es la memoria de las consecuencias de las guerras. Si, las guerras duran más de cien años, pero en esta sociedad tecnológica y avanzada, donde se supone que existen libertades y derechos y que las personas piensan por sí mismas,  no se consigue mantener alejadas las represalias y menos si se remueven las mareas.

Somos expertos en crear polémicas y enfrentamientos de donde no existe ningún tipo de conflicto y no atender los problemas que nos engloban a todos y que están en el presente para el futuro y no en el pasado. Parece que no tuviéramos suficientes preocupaciones que todavía tenemos que abrir el cajón de mierda. No digo que olvidemos el pasado, sino que nos preocupemos más por el futuro y dejemos en paz a los muertos. Ellos descansan en paz.  

Los hijos y los nietos, los hermanos y los padres de las matanzas, creo que están ya bastante cansados de tanto valle de los caídos, ¿por qué soñar con que llegue el día de rescatar el honor de las calaveras contra el olvido en vez honrarlas con la paz que ellos no gozaron?

Argumentan que es memoria e historia que no debe pasar desapercibida, sin embargo yo veo esto como una venganza y una especie de garrote hacia el impune, como dice el de la chistera “aquí no hay más Quijote que Sancho Panza y quedan demasiadas fosas comunes”.