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jueves, 21 de marzo de 2013

QUÉ BUENO ES EL MIEDO PARA ALGUNOS



Sigmund Freud lo tenía claro: “el miedo es un sufrimiento que produce la espera de un mal”. En los tiempos que corren, con una crisis que se pude equiparar a la de 1929, el miedo se apodera de aquellos a los cuales los políticos llaman ciudadanía. En este sentido, la gente tiene miedo a consumir y no recuperar su dinero. ¿La solución? Ahorrar y vender cuanto más mejor. Pero, ¿por qué existe ese miedo? Los políticos y los medios de comunicación tienen gran parte de esa culpa.

Para los políticos, el miedo de la población es tan beneficioso como el fútbol. Uno crea su dinero y el otro entretiene a la plebe, bueno, a la ciudadanía. En una crisis, los políticos pueden especular y dirigir al comercio a su antojo, y más, a los ciudadanos, quienes están temblando por su futuro y su bienestar. El negro y el colchón se consolidan como por si acasos. Si la gente no compra porque piensan que pueden perder todo su dinero, el comercio no se beneficia. La compra y la venta de productos favorecen al enriquecimiento del país. Los políticos y banqueros se relamen ante una crisis económica, ya que ellos son los únicos que sacan provecho real.

Gran parte de la culpa del sentimiento de ahorro lo tienen los medios de comunicación, quienes han creado una alarma social inaceptable, al convencer a la masa que no se puede gastar ni un duro. ¿Cómo salir de la crisis si no se fomenta al pequeño y mediano comercio? Es imposible. Si yo vendo fruta y nadie la compra, yo no podré ir a la carnicería a por un filete de ternera, porque no tendré dinero para ello; o bien, porque lo querré ahorrar. Así no pueden funcionar las cosas. Eso sí, las terracitas, señores, están a tope. Curioso. Crisis? What crisis? pienso yo a veces.

Hay personas que meten miedo con el objetivo de ganar y ganar a través de la compraventa de bonos y de deuda pública. No podemos tirar la casa por la ventana, hay que comprar con cabeza pero no podemos ahorrar hasta puntos extremos y, ni mucho menos creernos todo aquello que los medios de comunicación y políticos dicen. Porque, justamente es lo que ellos quieren, que nos acojonemos. Un ejemplo sobre la aplicación del miedo en la sociedad es el caso de la Gripe A, una gripe como otra cualquiera con la que se consiguieron recaudaciones estratosféricas. Pero este tema lo dejo para otro día.

Yo no soy economista, ni day trader, ni gurú económico y, seguramente me equivoque en muchas cosas. Pero, amigos y amigas, si nos acojonamos, sólo vamos a beneficiar a unos pocos. ¡Cuidado! La prudencia es una cosa y el miedo otra.