¿Cuántas
veces nos hemos quejado de la duración de los anuncios de televisión? Como
espectador me molestan mucho, es lógico y normal. Sin embargo, todos queremos
consumir un buen programa, una buena información o una buena serie y eso
alguien tiene que pagarlo. Como periodista estoy completamente a favor de la
publicidad y de su larga duración, cuanto más dinero ingresen los medios más
facilidades de empleo tenemos o no, pero al menos podremos ver algo de calidad.
Poca, pero algo es algo, peor lo tienen en Italia. El tándem publicidad y medios
de comunicación es tan importante como el de políticos y periodistas.
Sin
embargo, la larga duración publicitaria sólo favorece a los medios. Los
espectadores, obviamente están en contra pero, lo que resulta más sorprendente,
es que los propios anunciantes también lo estén. En la Ley Audiovisual el
límite de proyección de anuncios es de 20 minutos por cada hora de emisión,
contando la autopromoción. De esta forma, la mitad del tiempo que vemos la televisión
estamos consumiendo publicidad.
Según
El Mundo (2-09-2009), la Asociación Española de Anunciantes (AEA) pedía que el
Consejo de Estado, en el anteproyecto de la Ley Audiovisual, limitara el tiempo
permitido de publicidad en televisión. Esto se debe a que el exceso de anuncios
pierde la efectividad de los mismos. Ya que, según este periódico, en 1991, de
cada 100 spots emitidos no se veía el 2,5%, mientras que en 2007 la cifra se
había aumentado en torno al 60%, es decir, de cada 100 anuncios sólo se veía
uno.
Las
empresas anunciantes afirmaban que “la saturación publicitaria con bloques de
larga duración impide el normal disfrute de cualquier programa, estos se
alargan innecesariamente y, en algunos casos, se llega a extremos en los que
para ver los últimos minutos de una película o serie el espectador tiene que
soportar bloques de 20 minutos. Esta situación tiene como consecuencia un
rechazo al medio, y un rechazo al anunciante que financia dicho medio”.
Por
tanto, los consumidores y anunciantes han conseguido que el medio se vaya a
paseo, gracias al excesivo abuso publicitario. Cuando hay anuncios los
espectadores no prestamos atención, y en muchas ocasiones aprovechamos para
hacer otras cosas. Pero es totalmente normal, lo que no es normal es el sistema
que aplican los medios. Siempre es bueno saber que algo en su justa medida es
beneficios pero que si sobrepasa, puedes perder todo aquello que pretendías
conseguir.