Cuando el Imperio Romano estaba como Bankia, es decir, tambaleándose, los emperadores convocaban el deporte nacional, el famoso circo romano, como medida de distracción. Los gladiadores se batían a muerte en el Coliseo para entretener a la plebe. Mientras el pueblo se distraía anhelando el golpe final, cada día que pasaba restaba vida al Imperio. Además, los romanos recibían el pan de cada día, literalmente.
Hoy en día el
fútbol está logrando este efecto evasivo de forma indirecta ya que obviamente
los políticos no lo convocan, faltaría más. Los gladiadores Messi y Cristiano
distraen a la ciudadanía, y mientras
ganamos la Eurocopa y vemos el Clásico, nadie piensa en lo mal que
estamos y, por supuesto, el pan lo tenemos que pagar cada vez más caro.
Como amante de
este deporte he de decir que está bien que los españoles lo disfrutemos, nos
unamos de vez en cuando como un país y luzcamos nuestra bandera sin dobles
connotaciones. Pero debemos unirnos por otros motivos, no por el fútbol, sino
para salir a flote de esta situación. Visto lo visto, parece que es la única
forma de que los españolitos unamos nuestras fuerzas y nos olvidemos de la
crisis, pero si a la ciudadanía le viene bien el fútbol como medida evasiva,
imaginaros a los políticos que se quedan en un segundo plano y su presión
disminuye.
Ya lo dijo
Vicente del Bosque el día 15 de julio: “La Eurocopa no puede aliviar la
crisis”. Muy bien, dudo que desde su posición note un drástico cambio en su
vida pero también expresó que “nos hicimos ricos, de pobres que éramos,
demasiado rápido”, afirmación de la que estoy completamente de acuerdo. Pero el
porqué de esta situación no viene a cuento en esta entrada, lo que si viene a
cuento es que debemos evadirnos porque es necesario y si el fútbol es una
manera para lograrlo, olé, pero también tenemos que ser conscientes de los
problemas y ser capaces a unirnos para salir adelante.
Los futbolistas
de élite tienen la vida resuelta en un año, nosotros no, por lo que ganen o
pierdan a nosotros no nos afectará mas que a la euforia del momento, cuando
ellos serán más ricos y nosotros algo más pobres ya que las celebraciones de
esta índole, ya se sabe, suponen su gasto extraordinario. Pero como ni todo es
blanco ni todo es negro tenemos que disfrutar del deporte rey y de todas las
ofertas de ocio que estén a nuestra disposición, teniendo siempre en cuenta que
nos vamos a Piqué.