“Hace 50 años este
oficio se veía muy diferente a como se percibe hoy. El periodismo era una
profesión de alto respeto y dignidad, que jugaba un papel intelectual y
político. Un periodista era una persona de importancia, admirada. Pero esto ha cambiado
en los últimos 20 años”.
Así comienza Los cinco sentidos del periodista del
magnífico escritor y periodista polaco, ganador del Premio Príncipe de
Asturias, Ryszard Kapuscinski. Un libro de verdadero valor para cualquier
periodista, un libro que ofrece consejos para el correcto uso del periodismo y
una serie de apreciaciones sobre los grandes medios de comunicación, un libro
que plasma una visión del mundo actual y de la globalización; en definitiva, un
tesoro periodístico.
Realiza reflexiones muy
profundas que son dignas de figurar en las bibliotecas de todo el mundo. Reflexiones
que hacen pensar, que hacen preguntarse algún que otro porqué que nunca antes
uno se podía preguntar. Reflexiones dedicadas para todas aquellas personas que nunca
se han parado a ver el mundo tal y como es, todas aquellas personas que
simplemente dan un repaso superficial a la realidad.
El polaco se dedica a
desentrañar todo aquello que la realidad esconde, todo aquello que no se ve a
simple vista, lo que el silencio clama, todo aquello que hay detrás de una
simple apariencia, todo aquello que se tergiversa, las verdades a medias que
nos ofrecen los medios de comunicación. Es decir, el mundo que no se percibe y
que está oculto, que no se quiere que se perciba ni que esté a la vista de
cualquiera.
Por algo se ha
expresado en otras obras y en los medios de comunicación, que el escritor
polaco es uno de los grandes maestros. Es un sabio que no se dedica
exclusivamente a transmitir una pequeña parte de su ciencia completa, ni las
enseñanzas literarias que pueda ofrecer, sino que se dedica a compartir muy
generosamente toda su experiencia del mundo periodístico.
Un hecho muy importante
que refleja la profesionalidad de Kapuscinski es que nunca impone su
conocimiento sino que lo demuestra con su magnífica obra y las acciones que
siempre ha mantenido. Siempre está dispuesto a encontrar la verdad de las
cosas, aunque le cueste algo más que buscarlas y escribirlas.
Los
cinco sentidos del periodista recoge unas
conferencias del escritor en Cartagena y en México, unos apuntes concretos de
los cursos dictados en la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano y
unas posibles respuestas a preguntas realizadas por los alumnos. Su estructura
es muy simple, el libro se divide en una serie de apartados; el oficio, los
medios, el nuevo periodismo, la globalización y, por último, las preguntas del
taller.
Cada apartado se
subdivide en otros apartados o secciones. Algunas de estas secciones son: los periodistas y los trabajadores de los
medios, un mundo virtual, la formación del cazador furtivo, cuestión de tiempo,
maneras de escribir, distintas clases de libros, los caminos de la intuición,
mirar de cerca, un término manipulable, el estado en la mira, la privatización
de la violencia, burocracias globales, después del 11 de septiembre, mentalidad
de aldea…y muchas más.
Cada sección ocupa muy
poco espacio, pero son muy contundentes, aportan mucho contenido. Kapuscinski
toca muchos temas periodísticos y de actualidad. Es una lectura obligatoria
para cualquier amante de esta profesión. No simplemente por su lectura amena e
interesante, sino porque es un autentico manual de cómo ser periodista y qué
funciones debería desempeñar éste.
Cabe señalar, que el
autor plantea numerosas paradojas a destacar: presenta el periodismo como una
profesión cada vez más importante, a pesar de sus críticas y el estado actual
de dignificación que sufre: “ninguna sociedad moderna puede existir sin
periodistas”. Sin embargo, siempre mantiene que no son los medios de
comunicación los que puedan solucionar los problemas sociales a nivel mundial,
como la pobreza o la violencia, como algunas personas utópicamente creen.
Kapuscinski añade que
el periodismo tiene el poder suficiente para participar y obrar en la
mentalidad y en la sensibilidad de la sociedad, así como en la política:
“debemos estar en guardia ante los que tratan de crear un nuevo tipo de mito,
según el cual el desarrollo de los medios de comunicación resolverá los
problemas de la humanidad”. Pensar así, no resuelve los problemas, se hacen
mayores.
Para determinados
sabios de la historia como Aristóteles el mejor gobernante es aquel que
consigue ser el amigo de sus súbditos y hacer todo lo posible por su bien, para
el escritor polaco es esa amistad el centro de su vida. Kapuscinski siempre ha
mantenido que “la condición fundamental de este oficio es el entendimiento con
el otro” y que “el mejor camino para obtener información pasa por la amistad”.
En conclusión, el
periodista ha de tener muchos amigos y estar bien rodeado de personas que
influyan en algo. Esta profesión sin amigos no es viable, “durante mi
experiencia profesional tuve muchos amigos que carecían de esta disposición de
hacer amigos entre la gente, y tuvieron que dejar el periodismo porque no
pudieron hacer mucho” manifiesta Kapuscinski en su libro.
Un buen periodista es
capaz de ser competitivo, pero además, según el escritor polaco tiene que “ser
capaz de tratar a los otros como sus amigos y no como sus enemigos, así puede
desarrollarse y conocer el éxito”. Añade que los periodistas trabajan con las
noticias y con las personas; “trabajamos con la materia más delicada de este
mundo: la gente”. Además de esto advierte que “el criterio ético debe basarse
en el respeto a la integridad y la imagen del otro”.
Kapuscinski, fue un
hombre que se formó en el régimen comunista donde el periodismo estaba
totalmente manipulado y se ejercía bajo la censura. A pesar de ello, en Los cinco sentidos del periodista, sostiene
que ejercer el periodismo es una misión al servicio de la sociedad y que ha de
girar siempre en torno a la verdad.
Hace memoria y recuerda
la primera reunión de jefes de estado de África en el año 1963 como “el cierre
de una época en la que el periodismo se vivía como una noble vocación a la que
las personas se entregan plenamente y para toda la vida”, en aquella reunión se
acabó el periodismo por tradición; es decir, mediante la pluma, sin cámaras.
La visión del escritor
no es pesimista a pesar de sus declaraciones. Afirma que en la actualidad aún
existen muy buenos medios de comunicación aunque algunos hayan optado por el
entretenimiento. En estos tiempos, hace entender, que los periodistas han de ser
liberales en cuanto a pensamiento. No tiene que poseer ninguna atadura de otras
épocas y reconocer que hay que ofrecer lo que el público reclama.
Con el primer apartado
del libro, el oficio periodístico, el autor expone las transformaciones que la
tecnología y la visión de la información como negocio han ocasionado. Ya no
importa si la noticia es verdadera. Si una noticia no es interesante y no se
puede vender, entonces da lo mismo. Los medios actuales se han convertido en un
perfecta herramienta para los políticos.
Los políticos usan a
los medios con el objetivo de manipular la opinión pública. Son una especie de
instrumentos de poder que construyen su
propio mundo virtual sin reflejar la realidad. Sólo se interesan por lo que el
resto de medios dicen para no dejarse ganar por la competencia.
Kapuscinski reclama al
buen periodista humildad, dedicación, esfuerzo, trabajo de calidad, estudio
permanente, dedicación de tiempo, autocrítica y, sobre todo, pasión por lo que
desarrolla. No defiende la objetividad ni el rigor, simplemente afirma que un
buen periodista es aquel que se introduce en los hechos con su inteligencia y
con su sensibilidad. Además, recuerda que ellos son miembros de la sociedad y
han de protegerla con sus ideas y ejerciendo adecuadamente su profesión.
El penúltimo tema, la
globalización, el autor que es un hombre de un largo recorrido internacional,
por encima de muchos y, sobre todo, que ha estado en los países del tercer
mundo viviendo con esa gente en las mismas condiciones de miseria, se muestra
contra la rotunda afirmación de algunos, los que afirman que la globalización
es la que acabará con la pobreza y el subdesarrollo.
Por desgracia la
pobreza se ha incrementado notablemente y cada vez vivimos en un mundo más
globalizado, existe un nuevo colonialismo y los estados pobres y débiles se han
multiplicado por diez. Reflexiona mucho sobre este tema y le da mucha
importancia. Se olvida un poco del oficio periodístico para dar importancia a
este gran problema internacional.
Analiza las teorías de
Francis Fukuyana, la de Samuel Huntington y la de Joseph Nye, señalando sus
miopías, sus defectos o su falta de novedad, para luego mostrar que a pesar de
que todos vivimos en un mundo relativamente pequeño, donde el poder de cada
persona, del pueblo es muy corto, de treinta años para acá nos toca pensar en
todo aquello relacionado con lo global.
Como conclusión final,
hay que destacar que aparte de lo interesante que son las observaciones y
enseñanzas del autor, es muy interesante descubrirle a él directamente. En tan
sólo 67 páginas hay muchos elementos que permitirían hacer una memoria, un
libro biográfico sobre Kapuscinski. Se capta a un hombre corriente y a la vez
excepcional.
A pesar de haber vivido
en un régimen comunista de gran represión no guarda rencor, ni está
condicionado por su vida pasada. Fue corresponsal en muchas guerras y por hacer
su trabajo asumió muchos riesgos con gran valentía. Por las informaciones que
he buscado sobre él, hay que señalar que fue un hombre de gran corazón que
mantuvo su vida privada oculta y se centró en su profesión haciendo de ella un
gran oficio.
En resumen, era
disciplinado, dedicado, paciente, gran conocedor de la psicología humana, gran
lector de todo tipo de lecturas, poeta y muy inteligente. Descubrió cómo poder
trabajar complaciendo a la agencia de noticias de la cual era empleado y
simultáneamente llenar a sus aspiraciones más hondas de escritor y poeta.