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miércoles, 9 de julio de 2014

LOS 5 SENTIDOS DEL PERIODISTA



“Hace 50 años este oficio se veía muy diferente a como se percibe hoy. El periodismo era una profesión de alto respeto y dignidad, que jugaba un papel intelectual y político. Un periodista era una persona de importancia, admirada. Pero esto ha cambiado en los últimos 20 años”.

Así comienza Los cinco sentidos del periodista del magnífico escritor y periodista polaco, ganador del Premio Príncipe de Asturias, Ryszard Kapuscinski. Un libro de verdadero valor para cualquier periodista, un libro que ofrece consejos para el correcto uso del periodismo y una serie de apreciaciones sobre los grandes medios de comunicación, un libro que plasma una visión del mundo actual y de la globalización; en definitiva, un tesoro periodístico.

Realiza reflexiones muy profundas que son dignas de figurar en las bibliotecas de todo el mundo. Reflexiones que hacen pensar, que hacen preguntarse algún que otro porqué que nunca antes uno se podía preguntar. Reflexiones dedicadas para todas aquellas personas que nunca se han parado a ver el mundo tal y como es, todas aquellas personas que simplemente dan un repaso superficial a la realidad.

El polaco se dedica a desentrañar todo aquello que la realidad esconde, todo aquello que no se ve a simple vista, lo que el silencio clama, todo aquello que hay detrás de una simple apariencia, todo aquello que se tergiversa, las verdades a medias que nos ofrecen los medios de comunicación. Es decir, el mundo que no se percibe y que está oculto, que no se quiere que se perciba ni que esté a la vista de cualquiera.

Por algo se ha expresado en otras obras y en los medios de comunicación, que el escritor polaco es uno de los grandes maestros. Es un sabio que no se dedica exclusivamente a transmitir una pequeña parte de su ciencia completa, ni las enseñanzas literarias que pueda ofrecer, sino que se dedica a compartir muy generosamente toda su experiencia del mundo periodístico.

Un hecho muy importante que refleja la profesionalidad de Kapuscinski es que nunca impone su conocimiento sino que lo demuestra con su magnífica obra y las acciones que siempre ha mantenido. Siempre está dispuesto a encontrar la verdad de las cosas, aunque le cueste algo más que buscarlas y escribirlas.

Los cinco sentidos del periodista recoge unas conferencias del escritor en Cartagena y en México, unos apuntes concretos de los cursos dictados en la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano y unas posibles respuestas a preguntas realizadas por los alumnos. Su estructura es muy simple, el libro se divide en una serie de apartados; el oficio, los medios, el nuevo periodismo, la globalización y, por último, las preguntas del taller.


Cada apartado se subdivide en otros apartados o secciones. Algunas de estas secciones son: los periodistas y los trabajadores de los medios, un mundo virtual, la formación del cazador furtivo, cuestión de tiempo, maneras de escribir, distintas clases de libros, los caminos de la intuición, mirar de cerca, un término manipulable, el estado en la mira, la privatización de la violencia, burocracias globales, después del 11 de septiembre, mentalidad de aldea…y muchas más.

Cada sección ocupa muy poco espacio, pero son muy contundentes, aportan mucho contenido. Kapuscinski toca muchos temas periodísticos y de actualidad. Es una lectura obligatoria para cualquier amante de esta profesión. No simplemente por su lectura amena e interesante, sino porque es un autentico manual de cómo ser periodista y qué funciones debería desempeñar éste.

Cabe señalar, que el autor plantea numerosas paradojas a destacar: presenta el periodismo como una profesión cada vez más importante, a pesar de sus críticas y el estado actual de dignificación que sufre: “ninguna sociedad moderna puede existir sin periodistas”. Sin embargo, siempre mantiene que no son los medios de comunicación los que puedan solucionar los problemas sociales a nivel mundial, como la pobreza o la violencia, como algunas personas utópicamente creen.

Kapuscinski añade que el periodismo tiene el poder suficiente para participar y obrar en la mentalidad y en la sensibilidad de la sociedad, así como en la política: “debemos estar en guardia ante los que tratan de crear un nuevo tipo de mito, según el cual el desarrollo de los medios de comunicación resolverá los problemas de la humanidad”. Pensar así, no resuelve los problemas, se hacen mayores.

Para determinados sabios de la historia como Aristóteles el mejor gobernante es aquel que consigue ser el amigo de sus súbditos y hacer todo lo posible por su bien, para el escritor polaco es esa amistad el centro de su vida. Kapuscinski siempre ha mantenido que “la condición fundamental de este oficio es el entendimiento con el otro” y que “el mejor camino para obtener información pasa por la amistad”.

En conclusión, el periodista ha de tener muchos amigos y estar bien rodeado de personas que influyan en algo. Esta profesión sin amigos no es viable, “durante mi experiencia profesional tuve muchos amigos que carecían de esta disposición de hacer amigos entre la gente, y tuvieron que dejar el periodismo porque no pudieron hacer mucho” manifiesta Kapuscinski en su libro.

Un buen periodista es capaz de ser competitivo, pero además, según el escritor polaco tiene que “ser capaz de tratar a los otros como sus amigos y no como sus enemigos, así puede desarrollarse y conocer el éxito”. Añade que los periodistas trabajan con las noticias y con las personas; “trabajamos con la materia más delicada de este mundo: la gente”. Además de esto advierte que “el criterio ético debe basarse en el respeto a la integridad y la imagen del otro”.


Kapuscinski, fue un hombre que se formó en el régimen comunista donde el periodismo estaba totalmente manipulado y se ejercía bajo la censura. A pesar de ello, en Los cinco sentidos del periodista, sostiene que ejercer el periodismo es una misión al servicio de la sociedad y que ha de girar siempre en torno a la verdad.

Hace memoria y recuerda la primera reunión de jefes de estado de África en el año 1963 como “el cierre de una época en la que el periodismo se vivía como una noble vocación a la que las personas se entregan plenamente y para toda la vida”, en aquella reunión se acabó el periodismo por tradición; es decir, mediante la pluma, sin cámaras.

La visión del escritor no es pesimista a pesar de sus declaraciones. Afirma que en la actualidad aún existen muy buenos medios de comunicación aunque algunos hayan optado por el entretenimiento. En estos tiempos, hace entender, que los periodistas han de ser liberales en cuanto a pensamiento. No tiene que poseer ninguna atadura de otras épocas y reconocer que hay que ofrecer lo que el público reclama.

Con el primer apartado del libro, el oficio periodístico, el autor expone las transformaciones que la tecnología y la visión de la información como negocio han ocasionado. Ya no importa si la noticia es verdadera. Si una noticia no es interesante y no se puede vender, entonces da lo mismo. Los medios actuales se han convertido en un perfecta herramienta para los políticos.

Los políticos usan a los medios con el objetivo de manipular la opinión pública. Son una especie de instrumentos de  poder que construyen su propio mundo virtual sin reflejar la realidad. Sólo se interesan por lo que el resto de medios dicen para no dejarse ganar por la competencia.

Kapuscinski reclama al buen periodista humildad, dedicación, esfuerzo, trabajo de calidad, estudio permanente, dedicación de tiempo, autocrítica y, sobre todo, pasión por lo que desarrolla. No defiende la objetividad ni el rigor, simplemente afirma que un buen periodista es aquel que se introduce en los hechos con su inteligencia y con su sensibilidad. Además, recuerda que ellos son miembros de la sociedad y han de protegerla con sus ideas y ejerciendo adecuadamente su profesión.

El penúltimo tema, la globalización, el autor que es un hombre de un largo recorrido internacional, por encima de muchos y, sobre todo, que ha estado en los países del tercer mundo viviendo con esa gente en las mismas condiciones de miseria, se muestra contra la rotunda afirmación de algunos, los que afirman que la globalización es la que acabará con la pobreza y el subdesarrollo. 

Por desgracia la pobreza se ha incrementado notablemente y cada vez vivimos en un mundo más globalizado, existe un nuevo colonialismo y los estados pobres y débiles se han multiplicado por diez. Reflexiona mucho sobre este tema y le da mucha importancia. Se olvida un poco del oficio periodístico para dar importancia a este gran problema internacional.

Analiza las teorías de Francis Fukuyana, la de Samuel Huntington y la de Joseph Nye, señalando sus miopías, sus defectos o su falta de novedad, para luego mostrar que a pesar de que todos vivimos en un mundo relativamente pequeño, donde el poder de cada persona, del pueblo es muy corto, de treinta años para acá nos toca pensar en todo aquello relacionado con lo global.

Como conclusión final, hay que destacar que aparte de lo interesante que son las observaciones y enseñanzas del autor, es muy interesante descubrirle a él directamente. En tan sólo 67 páginas hay muchos elementos que permitirían hacer una memoria, un libro biográfico sobre Kapuscinski. Se capta a un hombre corriente y a la vez excepcional.

A pesar de haber vivido en un régimen comunista de gran represión no guarda rencor, ni está condicionado por su vida pasada. Fue corresponsal en muchas guerras y por hacer su trabajo asumió muchos riesgos con gran valentía. Por las informaciones que he buscado sobre él, hay que señalar que fue un hombre de gran corazón que mantuvo su vida privada oculta y se centró en su profesión haciendo de ella un gran oficio.

En resumen, era disciplinado, dedicado, paciente, gran conocedor de la psicología humana, gran lector de todo tipo de lecturas, poeta y muy inteligente. Descubrió cómo poder trabajar complaciendo a la agencia de noticias de la cual era empleado y simultáneamente llenar a sus aspiraciones más hondas de escritor y poeta.