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jueves, 10 de julio de 2014

HABLANDO DEL TOUR...



Hablemos de ciclismo, ¿no? Pocos deportes como este son tan duros. Pocos deportes ofrecen unos perfiles humanos tan ricos de expresión como el ciclismo. Pocos deportes, puestos a hablar de todo, albergan tantos competidores impregnados por el famoso dopaje. La carrera en la que se desarrolla la competición es, para el espectador perspicaz que sigue la ruta de cerca, casi como un escenario teatral en el que la satisfacción y la desilusión de vencerlo, se suceden y se mezclan sin cesar.

Sí, el ciclismo es un deporte muy extremo. Pero, para enfrentarse a sus dificultades, no basta con tener el corazón y las piernas de acero; el ciclista debe contar con estar más entrenado que en cualquier otra disciplina del deporte general (aquí no se engloba el triatlón, por ejemplo). ¡Cuánto ánimo y voluntad hay que tener! No es extraño que aquel que está a punto de cruzar la línea de meta sufra un pinchazo y sea rebasado por su perseguidor; ni que el primero en una clasificación general se vea envuelto en una caída y deba abandonar lesionado; ni que quien corona en primera posición un puerto caiga en el peligroso descenso; ni que a quien se encuentra con fuerzas para escapar se le ordene frenar para ayudar en la caza del pelotón a su jefe de equipo. No, en este deporte es, sobre todo antiguamente, algo habitual.

Los orígenes del ciclismo están ligados al medio de transporte de la bicicleta en sí. El velocípedo de Michaud, de mediados del siglo XIX, con pedales y freno trasero, da lugar a las que serán las primeras competiciones y sociedades de ciclistas, que aumentan a medida que el velocípedo se perfecciona. Con todo ello, nace en 1881 el primer organismo oficial rector del ciclismo, la Unión Velocipédica de Francia, cómo no, país donde puede decirse que surge este deporte como lo conocemos hoy en día. Sin embargo, es Dunlop quien da un paso de gigante en la historia de la bici y del ciclismo con la creación de los primeros neumáticos en 1887 que, pese al escepticismo inicial, pronto fueron aceptados como mucho más certeros que la rueda maciza, lógicamente.

En Francia comienzan a hacerse tradicionales las carreras entre ciudades, que luego serían conocidas como ‘clásicas’. París-Roubaix, Burdeos-París, Italia… Deporte muy francés y belga en el que, curiosamente, los ingleses eran los profesionales dominadores. Pero sí que es verdad que antes de la carretera, el ciclismo se dio en los circuitos. Las pistas cubiertas y las avenidas de los parques parisinos y de otras ciudades, como Londres, fueron los primeros escenarios de las competiciones antes de que se abriera, con la carrera de París-Ruán de 1869, la era del ciclismo en ruta. Es éste último el más popular y seguido a nivel mundial aunque las pruebas en pista, además de seguir en plena vigencia en la actualidad, continúan aportando espectacularidad ya que los velódromos permiten lo que no se permite en carretera: la plena confianza de no encontrarse ningún tipo de obstáculo y la propia superficie que confiere una mayor adherencia de los neumáticos y una notable velocidad punta. Pero hablemos del Tour.

El Tour de Francia es cada año la competición ciclista más importante del mundo y el objetivo soñado de cualquier corredor, desde los principiantes a los consagrados. Su primera edición tuvo lugar en 1903, por iniciativa de Henri Desgrange, y contó con el total de 2.397 kilómetros divididos en 6 etapas. Desde entonces, la carrera se ha prolongado considerablemente hasta llegar a los, dependiendo del año, 4.000 kilómetros y 21 etapas aproximadamente. Cada año es diferente y, por tanto, se cambian las rutas. El recorrido, eso sí, tiene sus zonas tradicionales: los temibles ‘pavés du nord’, las etapas llanas y rápidas de Bretaña y Normandía y las míticas de ‘Aubisque’ y ‘Tourmalet’ en los Pirineos y ‘Galibier’ e ‘Izoard’ de los Alpes.

Los mejores equipos del mundo se dan cita en Le Tour. Al principio éstos se presentaban en forma de selecciones nacionales, pero, como es lógico, más tarde se demostró la mayor eficacia de los equipos comerciales y sus grandes contratos económicos. Tema, junto al dopaje, del que debiera caber otro artículo. En este campeonato, como es bien sabido, al primer corredor de la clasificación general viste el maillot amarillo, y así se suceden los jersey correspondientes al líder de montaña o de regularidad, entre otros premios secundarios.

Respecto a protagonistas, Maurice Garin fue el primer vencedor en la época en que las bicicletas pesaban diez veces más que en la actualidad y no existían ayudas de ningún tipo. En 1907 y 1908 gana el Tour Petit-Breton uno de los iconos del ciclismo francés. Pero hubo muchas figuras importantes como Thys, Bottechia, Frantz, Antonin Magne, Induráin, Louison Bobet, Coppi, Trueba, Galera o Alberto Contador.

El Tour de Francia de este año ha comenzado en plena campiña inglesa, con su salida en Leeds y su llegada a Londres antes de partir al país que le da el nombre. Como novedades, Chris Froome ha tenido que abandonar y aún es pronto para saber qué pasará. Lo que es seguro es que el final de esta gloriosa vuelta ciclista terminará, como es habitual, en París tras completar un total de 3.664 km, algo menos que en otras citas.