Hablemos de ciclismo, ¿no? Pocos deportes como este
son tan duros. Pocos deportes ofrecen unos perfiles humanos tan ricos de
expresión como el ciclismo. Pocos deportes, puestos a hablar de todo, albergan
tantos competidores impregnados por el famoso dopaje. La carrera en la que se
desarrolla la competición es, para el espectador perspicaz que sigue la ruta de
cerca, casi como un escenario teatral en el que la satisfacción y la desilusión
de vencerlo, se suceden y se mezclan sin cesar.
Sí, el ciclismo es un deporte muy extremo. Pero,
para enfrentarse a sus dificultades, no basta con tener el corazón y las
piernas de acero; el ciclista debe contar con estar más entrenado que en
cualquier otra disciplina del deporte general (aquí no se engloba el triatlón,
por ejemplo). ¡Cuánto ánimo y voluntad hay que tener! No es extraño que aquel
que está a punto de cruzar la línea de meta sufra un pinchazo y sea rebasado
por su perseguidor; ni que el primero en una clasificación general se vea
envuelto en una caída y deba abandonar lesionado; ni que quien corona en
primera posición un puerto caiga en el peligroso descenso; ni que a quien se
encuentra con fuerzas para escapar se le ordene frenar para ayudar en la caza
del pelotón a su jefe de equipo. No, en este deporte es, sobre todo
antiguamente, algo habitual.
Los orígenes del ciclismo están ligados al medio de
transporte de la bicicleta en sí. El velocípedo de Michaud, de mediados del
siglo XIX, con pedales y freno trasero, da lugar a las que serán las primeras
competiciones y sociedades de ciclistas, que aumentan a medida que el
velocípedo se perfecciona. Con todo ello, nace en 1881 el primer organismo
oficial rector del ciclismo, la Unión Velocipédica de Francia, cómo no, país
donde puede decirse que surge este deporte como lo conocemos hoy en día. Sin
embargo, es Dunlop quien da un paso de gigante en la historia de la bici y del
ciclismo con la creación de los primeros neumáticos en 1887 que, pese al
escepticismo inicial, pronto fueron aceptados como mucho más certeros que la
rueda maciza, lógicamente.
En Francia comienzan a hacerse tradicionales las
carreras entre ciudades, que luego serían conocidas como ‘clásicas’. París-Roubaix,
Burdeos-París, Italia… Deporte muy francés y belga en el que, curiosamente, los
ingleses eran los profesionales dominadores. Pero sí que es verdad que antes de
la carretera, el ciclismo se dio en los circuitos. Las pistas cubiertas y las
avenidas de los parques parisinos y de otras ciudades, como Londres, fueron los
primeros escenarios de las competiciones antes de que se abriera, con la
carrera de París-Ruán de 1869, la era del ciclismo en ruta. Es éste último el
más popular y seguido a nivel mundial aunque las pruebas en pista, además de
seguir en plena vigencia en la actualidad, continúan aportando espectacularidad
ya que los velódromos permiten lo que no se permite en carretera: la plena confianza
de no encontrarse ningún tipo de obstáculo y la propia superficie que confiere
una mayor adherencia de los neumáticos y una notable velocidad punta. Pero
hablemos del Tour.
El Tour de Francia es cada año la competición
ciclista más importante del mundo y el objetivo soñado de cualquier corredor,
desde los principiantes a los consagrados. Su primera edición tuvo lugar en
1903, por iniciativa de Henri Desgrange, y contó con el total de 2.397
kilómetros divididos en 6 etapas. Desde entonces, la carrera se ha prolongado
considerablemente hasta llegar a los, dependiendo del año, 4.000 kilómetros y
21 etapas aproximadamente. Cada año es diferente y, por tanto, se cambian las
rutas. El recorrido, eso sí, tiene sus zonas tradicionales: los temibles ‘pavés
du nord’, las etapas llanas y rápidas de Bretaña y Normandía y las míticas de
‘Aubisque’ y ‘Tourmalet’ en los Pirineos y ‘Galibier’ e ‘Izoard’ de los Alpes.
Los mejores equipos del mundo se dan cita en Le Tour. Al principio éstos se
presentaban en forma de selecciones nacionales, pero, como es lógico, más tarde
se demostró la mayor eficacia de los equipos comerciales y sus grandes
contratos económicos. Tema, junto al dopaje, del que debiera caber otro
artículo. En este campeonato, como es bien sabido, al primer corredor de la
clasificación general viste el maillot amarillo, y así se suceden los jersey
correspondientes al líder de montaña o de regularidad, entre otros premios
secundarios.
Respecto a protagonistas, Maurice Garin fue el
primer vencedor en la época en que las bicicletas pesaban diez veces más que en
la actualidad y no existían ayudas de ningún tipo. En 1907 y 1908 gana el Tour
Petit-Breton uno de los iconos del ciclismo francés. Pero hubo muchas figuras
importantes como Thys, Bottechia, Frantz, Antonin Magne, Induráin, Louison
Bobet, Coppi, Trueba, Galera o Alberto Contador.
El Tour de Francia de este año ha comenzado en plena
campiña inglesa, con su salida en Leeds y su llegada a Londres antes de partir
al país que le da el nombre. Como novedades, Chris Froome ha tenido que
abandonar y aún es pronto para saber qué pasará. Lo que es seguro es que el
final de esta gloriosa vuelta ciclista terminará, como es habitual, en París
tras completar un total de 3.664 km, algo menos que en otras citas.