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lunes, 2 de septiembre de 2013

LOS NIÑOS SIEMPRE DICEN LA VERDAD



Una de las típicas preguntas que se suele formular a los niños gira en torno a su futuro profesional, por ello, una compañía suiza de recursos humanos ha realizado una encuesta a escolares españoles con edades comprendidas entre los 4 y 12 años con el objetivo de conocer cuáles son sus profesiones soñadas. Dicha empresa celebra cada año una pesquisa de similares características y resultados: los niños quieren ser de mayores futbolistas, cantantes, toreros, empresarios, políticos…

Sin embargo, en esta ocasión, las actividades políticas se colocan en el ranking de las menos deseadas, elegida por tan solo el 4,4% de la muestra total. Normal. Pero lo más destacado es que el 17,3% de los mil jóvenes partícipes del sondeo creen que todos los representantes democráticos de España son los máximos responsables de la delicada situación económica del país. No en vano, el 91,2% de los niños insatisfechos con sus mandatarios afirma que la solución a la recesión pasa, en primer lugar, por el cambio de todos los políticos que hay actualmente –independientemente de la ideología o el cargo– y, en segundo lugar, por la bajada de los sueldos y la eliminación total de las dietas y los coches oficiales.

Según el dicho popular, los niños siempre dicen la verdad. No sé si se puede confirmar pero sí sé que todos los españoles –pequeños, grandes y mayores– nos damos cuenta de otro de los graves problemas que están llevando al país a la ruina: en España no abdica nadie.

Dimitir, un verbo en desuso

Según la Real Academia Española (RAE), el verbo dimitir significa ‘renunciar, hacer dejación de algo, como un empleo o una comisión’, pero parece que los políticos no quieren conocer su significado y tampoco el de la responsabilidad política. Así nos va. En comparación con la facilidad con que dimiten los políticos en otros países ante la más mínima sospecha de corrupción o escándalo, en España ni siquiera tener que sentarse en el banquillo de los acusados es considerado motivo suficiente para dejar el escaño. La lista de casos de corrupción es interminable y en tan sólo dos meses el número de procesos penales se ha multiplicado. ¡Qué envidia me dan otros países!

En Europa se dimite por acciones que en España se considerarían ridículas. Por poner ejemplos, Arnie Craven, un diputado local del Partido por la Independencia del Reino Unido, presentó su irrevocable dimisión con el objetivo de protestar por el incremento de la homofobia en su partido, que expulsó a uno de sus miembros por apoyar el matrimonio igualitario. Asimismo, la Universidad de Düsseldorf retiró el título de doctora a la ministra de Educación alemana tras comprobar que la gran parte de su tesis doctoral había sido literalmente copiada. Días más tarde del veredicto, la ministra dimitió aunque, sin embargo, nunca admitió su culpabilidad. Además, Chris Huhne, número dos de los Liberal Demócratas británicos, presentó su dimisión tras descubrirse que en 2003 había mentido a los Cuerpos de Policía anglosajona alegando que era su mujer y no él la que conducía su coche con el fin de evitar la multa de tráfico y los puntos de su carnet de conducir. Estos tres ejemplos complementan con un largo etcétera las razones por las que los políticos dimiten en otros países por las causas más nimias.

En España, aunque se pille a un político ‘con las manos en la masa’, no existe esa sana costumbre. Simplemente se defienden diciendo que aquellas personas que les denuncian son enemigos de su partido o de la oposición para desprestigiarles por alguna razón de peso político y moral. En fin. Esta es una de las innumerables causas por las que España, un país desarrollado, integrado y global, donde la calidad de vida para algunos es inmejorable, está decayendo a paso acelerado en todos los términos y nadie hace nada. ¡Hasta los niños se dan cuenta! ¿Qué hay que hacer para que los mandatarios del país asuman su responsabilidad política y abandonen sus cargos?