Para
los musulmanes la homosexualidad casi es inexistente, es un tema tabú en la
mayoría de los países de tradición islámica. En ciertos países como Marruecos o
Argelia, establecen que existen “actos homosexuales” que se penalizan con la
muerte. En nuestro país, donde la mayoría de los musulmanes son descendientes
de inmigrantes de primera o segunda generación, sigue pasando, tienen los
mismos perjuicios y muchos de ellos ocultan su orientación sexual a todo el
mundo, incluso a su familia, por miedo a ser atacados.
Poco
a poco se están produciendo protestas reivindicando la compatibilidad entre el
libro sagrado Corán y la homosexualidad. En un artículo de Miguel Ángel Medina
para El País, cuenta en una
declaración los prejuicios que existen contra los gais. “Cuando sabemos que
alguien es gay se le rechaza y se le deja de hablar en España, en mi país se le
condena a muerte” admite un marroquí de 27 años que reside en Madrid. Además,
éste joven establece que “existe una lesbofobia y una homofobia generalizada dentro
de las comunidades musulmanes en España”.
El
sociólogo Manuel Ródenas, coautor del Estudio sociológico y jurídico sobre
homosexualidad y mundo islámico (Cogam, 2007) explica que cuando un gay
musulmán “sale del armario”, se le plantean muchísimas dificultades y un
proceso largo de adaptación social. Añade que “la característica fundamental de los
homosexuales musulmanes es que viven en dos mundos muy diferenciados: por un
lado, sus familias, que no saben nada, y, por otro, con sus amistades. Son
redes que jamás se tocan ni se mezclan”.
Por otro
lado, Lola Martín, coautora del estudio, afirma que estas personas viven en un
“doble armario” y que algunos de ellos tratan de ocultar que proceden de países
árabes. Un problema social, que impone esta religión y que ni mucho menos está
bien visto por el catolicismo, pero no llega a este nivel de desprecio. Todo lo
relacionado con el sexo, en la religión musulmana, está completamente vetado y
mal establecido, lo que genera un problema para aquellas personas que se
sientan identificados con la religión de Mahoma, aunque no sean de orígenes
islámicos.
El reto actual
reside en que se alcen las voces, se intente cambiar esta mentalidad y que al
igual que un gay católico o no, puede admitirlo y actuar libremente sin ningún
problema, un gay musulmán tenga el mismo derecho. Debemos mentalizarnos todos,
no sólo los musulmanes, para poder cambiar esto, ya que el Corán no establece
ningún impedimento. En Europa y en los países desarrollados donde existe una
gran población musulmana es donde primero se debe luchar, ya que, por otra
parte, es donde más facilidades existen para el cambio, gracias a la
comunicación y a la lucha de diferentes instituciones.