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martes, 8 de mayo de 2012

LA HOMOSEXUALIDAD EN EL MUNDO MUSULMÁN



Para los musulmanes la homosexualidad casi es inexistente, es un tema tabú en la mayoría de los países de tradición islámica. En ciertos países como Marruecos o Argelia, establecen que existen “actos homosexuales” que se penalizan con la muerte. En nuestro país, donde la mayoría de los musulmanes son descendientes de inmigrantes de primera o segunda generación, sigue pasando, tienen los mismos perjuicios y muchos de ellos ocultan su orientación sexual a todo el mundo, incluso a su familia, por miedo a ser atacados.

Poco a poco se están produciendo protestas reivindicando la compatibilidad entre el libro sagrado Corán y la homosexualidad. En un artículo de Miguel Ángel Medina para El País, cuenta en una declaración los prejuicios que existen contra los gais. “Cuando sabemos que alguien es gay se le rechaza y se le deja de hablar en España, en mi país se le condena a muerte” admite un marroquí de 27 años que reside en Madrid. Además, éste joven establece que “existe una lesbofobia y una homofobia generalizada dentro de las comunidades musulmanes en España”.

El sociólogo Manuel Ródenas, coautor del Estudio sociológico y jurídico sobre homosexualidad y mundo islámico (Cogam, 2007) explica que cuando un gay musulmán “sale del armario”, se le plantean muchísimas dificultades y un proceso largo de adaptación social. Añade que “la característica fundamental de los homosexuales musulmanes es que viven en dos mundos muy diferenciados: por un lado, sus familias, que no saben nada, y, por otro, con sus amistades. Son redes que jamás se tocan ni se mezclan”.

Por otro lado, Lola Martín, coautora del estudio, afirma que estas personas viven en un “doble armario” y que algunos de ellos tratan de ocultar que proceden de países árabes. Un problema social, que impone esta religión y que ni mucho menos está bien visto por el catolicismo, pero no llega a este nivel de desprecio. Todo lo relacionado con el sexo, en la religión musulmana, está completamente vetado y mal establecido, lo que genera un problema para aquellas personas que se sientan identificados con la religión de Mahoma, aunque no sean de orígenes islámicos.

El reto actual reside en que se alcen las voces, se intente cambiar esta mentalidad y que al igual que un gay católico o no, puede admitirlo y actuar libremente sin ningún problema, un gay musulmán tenga el mismo derecho. Debemos mentalizarnos todos, no sólo los musulmanes, para poder cambiar esto, ya que el Corán no establece ningún impedimento. En Europa y en los países desarrollados donde existe una gran población musulmana es donde primero se debe luchar, ya que, por otra parte, es donde más facilidades existen para el cambio, gracias a la comunicación y a la lucha de diferentes instituciones.