Páginas

lunes, 12 de marzo de 2012

LOS DOS 'SUDANES'



Hace un año aproximadamente, el 98,83% de la población de Sudán del Sur votó sí a la secesión del país a través de un referéndum. Lo que parecía el fin del problema interno del país, ahora se ha agravado principalmente por las diferencias de recursos de hidrocarburos entre ambos países. Amén de las diferencias religiosas entre cristianos y musulmanes. Conflicto que está en el aire y aún no se sabe cómo se podrá resolver.

El territorio de Sudán del Sur aporta el 85 por ciento de todo el crudo producido en lo que antes del 9 de julio era un solo Sudán. Pero aprovechar y exportar ese crudo depende de refinerías, oleoductos y otros servicios industriales situados en el norte. La única forma de subsistencia es la colaboración entre ambos países, lo cual resulta un tópico tras la división del país.

Según portavoces gubernamentales y la organización humanitaria Global Witness, Sudán del Sur y Sudán deben resolver con urgencia cómo van a compartir las riquezas procedentes de los hidrocarburos para evitar que la escalada del conflicto derivada de la división del país termine en guerra civil, lo que hoy por hoy parece inevitable. Recordar que es uno de los países africanos más conflictivos del siglo XX.

Desde el Acuerdo General de Paz, de 2005, ambos estados comparten en partes iguales los ingresos del petróleo, pero hay analistas que estiman que casi tres cuartos de los 500.000 barriles de crudo producidos a diario proceden del Sur. La economía del Norte se ve perjudicada con la secesión del Sur. Las ganancias por el crudo representaron 50 por ciento de los ingresos y 93 por ciento de las exportaciones de Sudán en 2009.

Como es sabido, el oro negro es capaz de hacer que un estado sea poderoso o no, aun representando pobreza extrema. Los precios de los alimentos y productos básicos están en alza, pues el gobierno reduce los subsidios que estima que ya no podrá costear. Al igual que otros países subdesarrollados, ambos estados africanos dependen al 90 por ciento del crudo y su distribución.

Sin petróleo, la economía de Sudán del Sur también colapsará. Ochenta y cinco por ciento de la población depende de la agricultura y es posible que no sienta directamente el impacto, pero el Estado no podrá pagar a los soldados y habrá inestabilidad política. El gobierno de Sudán del Sur dijo que respetará el acuerdo ya suscrito y algunos ejecutivos del sector ya se mudaron de Jartum a Juba, su capital.

Por otra parte, no hay suficiente electricidad en el Sur, pero hay otros sectores en auge. La construcción encabeza los negocios incipientes, se erigieron numerosos edificios en la región. En una entrevista al ingeniero civil Leonard Moss, según un informe de la organización humanista, está contento con la independencia porque ahora Sudán del Sur podrá disfrutar de las ganancias de sus recursos naturales.

Así, entre la población culta, ven el país, sin dar importancia al conflicto del petróleo; sin embargo, no se dan cuenta que el 90 por ciento de los ingresos del país corren a cuenta del crudo y sin él, no existirá ningún tipo de ganancia en ningún sector, ya que los precios subirán de forma estrepitosa y no habrá ningún tipo de subsidio.

Como conclusión, Sudán es un país pobrísimo que tiene muchísimo petróleo. Esa dicotomía suele ser habitual, porque seguramente ni el petróleo es suyo ni lo gestiona ni lo disfruta. Ahora ha conseguido que Sudán sean dos países en extrema pobreza tras la secesión del sur para convertirse en el país 193 del mundo.

Miseria, paro, analfabetismo, guerras fratricidas, millones de muertos como política contra el paro, incertidumbre. Palabras que resumen la actualidad del país africano y, seguramente, de otros tantos.